...Y dime... ¿Quién te lee a ti cada noche antes de dormir?...
A menudo me solían decir que cosas deberían importarme o ser al menos importantes en mi vida, las metas que debería alcanzar, los logros que debería cumplir, todo dentro de un plan genial inquebrantable donde no había lugar a dudas y preguntas.
Debes ser una chica lista, estudiosa, responsable, enamorarte y ver el mundo lleno de corazones y flores...
Con el paso de las pisadas sobre el suelo, de los tropiezos contra las rocas y el renovar calendarios, todo se ha vuelto como aquella hoja en la que pintas garrabos mientras hablas por teléfono.
Y es que encontrarle el sentido y el hilo de conexión a todo se ha convertido en una tarea tan imposible como desagradable.
No me importan las cosas que deberían importarme, no me preocupan.
Y lo único que se cumple al final del plan genial e inamovible es el pasar hojas y hojas de agendas y calendarios.