lunes, 9 de febrero de 2015

Capítulo 40 de 365

Nunca te lo confesé pero a veces abro los ojos en mitad de la noche, miro entre la oscuridad de las sábanas, y te busco entre mi almohada y mi pijama.
Nunca te lo confesé pero antes de levantarme abro la ventana y grito tu nombre, esperando que me escuches en mitad de la ciudad.
Nunca te lo confesé pero a veces sueño contigo mientras suena de fondo nuestra vieja canción, y sonríes y de pronto todo se desvanece cuando suena el despertado.
Aunque no lo diga a veces agarro fuertemente mi mano creyendo que es la tuya, a veces sonrió yo sola imaginándote.
y Siempre antes de dormir abro la ventana y me fijo en el cielo, y en alguna estrella, que esté muy iluminada a pesar de la contaminación luminosa de la ciudad, la miro fijamente y pienso en ti y pido un deseo, que estés aquí junto a mí, y sé que tú desde la otra punta de la ciudad, sonríes y sabes que estoy pensando en ti, cierras los ojos y duermes tan plácidamente, que hasta los ángeles te tienen envidia ante semejante dulzura y ternura. 


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